sábado, marzo 11, 2006


Palmeras Nacemos de la sed. Somos palmeras que van creciendo a fuerza de perder sus ramas. Y sus troncos son heridas, cicatrices que el viento y la luz cierran, cuando el tiempo, el que hace y el que pasa, ocupa el corazón y lo hace ni donde pérdidas, erige su áspera columna. Por eso las palmeras son alegres como los que han sabido sufrir en soledad y se mecen al aire, barren nubes y entregan en sus copas salomas a la luz, fuentes de fuego, abanicos a dios, adiós a todo.Tiemblan como testigos de un milagro que sólo ellas conocen. Somos como la sed de las palmerasy cada herida abierta hacia la luznos va haciendo más altos, más alegres. Nuestros troncos son pérdidas. Es trono nuestro dolor. Es malo sufrir pero es preciso haber sufrido para sentir, como un íntimo nido,de los supervivientes al aire agradecidos y estallar de alta alegría en medio del desierto. JUAN VICENTE PIQUERAS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una palma no es un alma, no vive en calma. Se afana buscando sus semillas caídas o aquellas recogidas en las palmas de una mujer que pasa caminando entre arenas.

Yo seré una palma cuyas ramas cobijan la sombra, que ojalá encuentre a sedientos de brisa, y que tengan sus ojos puestos hacia los nacimientos de mis semillas para que asi me dirijan retos y propuestas, a ver si logro sacudir mi tronco, mis hojas, mis raíces. Ese día sabré que habrá, en un futuro, palmas mas altas que yo.

Anónimo dijo...

Nos cuesta tanto soñar, gracias por ayudar