martes, noviembre 21, 2006

ENTREVISTA CON CARLOS GAVIRIA DÍAZ: “EL PAÍS ESTÁ PREPARADO Y ANSIOSO DE CONOCER LA VERDAD”

Hugo García Segura, El Espectador, Bogotá, noviembre 18 de 2006



El pasado 12 de marzo, cuando los resultados electorales lo pusieron en el segundo lugar de preferencia en las elecciones presidenciales, Carlos Gaviria Díaz entendió que su cita con la historia iba mucho más allá de esos dos millones seiscientos mil votos obtenidos ese día en las urnas. Tenía que liderar la consolidación de la unidad del Polo Democrático Alternativo y sembrar las raíces que, según dice, deben germinar con el triunfo de la izquierda en 2010, un proceso que tendrá su primera prueba de fuego el próximo 30 de noviembre y 1 y 2 de diciembre, cuando el Partido realice su Congreso Nacional.


P. ¿Qué espera como resultado del Congreso?


R. Que sea como una constituyente del Polo. Nosotros nacimos apenas el 8 de diciembre de 2005 y sin embargo hemos tenido resultados magníficos que se derivan de un esfuerzo unitario. Se trata de afianzar más la unidad en torno a nuestro programa y a las nuevas propuestas.


P. Siempre se habló de rupturas dentro del Partido, ¿eso ya fue superado?


R. La unidad se ha consolidado. Desde afuera se trata de magnificar las discrepancias que existen, que son propias de cualquier organización política, más aún cuando se trata de una organización pluralista. Nosotros no les tememos a las diferencias, pero mientras haya reglas claras y esas diferencias se tramiten de una manera civilizada, el debate interno enriquece la propuesta.


P. ¿El objetivo es la Presidencia en 2010?


R. Por supuesto, creemos que ya somos una organización política sólida, obtuvimos casi el 23% de los votos en las pasadas elecciones presidenciales y estamos creciendo, mientras el apoyo a la propuesta del presidente Uribe va disminuyendo. Nos estamos preparando para gobernar y vamos a ser la primera fuerza política del país.


P. ¿Y usted sería otra vez candidato?


R. No tengo ninguna aspiración personal. Mi deber es contribuir a la consolidación de la unidad.


P. ¿Y si no es usted, entonces quién?


R. Puede ser cualquiera de los que están en el Congreso o incluso dirigentes que no están en las corporaciones públicas. No doy nombres propios para no dar el mensaje de que estoy adhiriendo a alguien.


P. ¿Está Colombia preparada para un gobierno de izquierda, cuando generalmente se tiende a relacionar izquierda con guerrilla?


R. Uno de los esfuerzos grandes que la izquierda democrática tiene que hacer en Colombia es luchar contra ese prejuicio. Nosotros venimos diciendo y mostrando que nada tenemos que ver con la lucha armada y que nuestras propuestas las estamos consolidando por la vía democrática.


P. ¿No cree que el informe de la Comisión de la Verdad sobre el Palacio de Justicia podría abrir heridas y afectar al Polo, teniendo en cuenta que algunos miembros militaron en el M-19?


R. No conozco el informe, pero al igual de lo que pienso en el tema de los paramilitares, la verdad debe conocerse en su integridad para que las heridas cicatricen y Colombia asimile acontecimientos traumáticos del pasado. La verdad debe conocerse en todos sus aspectos cualesquiera que sean las personas o las organizaciones políticas que hayan tomado parte en episodios negativos del país.


P. ¿Cree que el Polo retendrá la Alcaldía de Bogotá en 2007?


R. No soy capaz de hacer predicciones. Tenemos buenos candidatos para Bogotá, para las otras grandes ciudades y para la mayoría de municipios del país. Si bien la idea es buscar también el poder local, nuestra meta es la Presidencia.


P. ¿Por cierto, cómo están las relaciones con el alcalde Garzón?


R. Las relaciones mías con Lucho son excelentes. Sin embargo, debo reconocer que ha habido una especie de distancia de él con el Polo, lo cual no es deseable. Cuando un funcionario es elegido por un partido, las relaciones tienen que ser fluidas.


P. ¿Usted lo ve como candidato del Polo en 2010?


R. Sin duda es una de las figuras que deben jugar en la elección de un candidato único.


P. ¿Qué diagnóstico hace de los 100 primeros días del segundo mandato de Uribe?


R. Los resultados son decepcionantes y eso se ve en que a pesar de que la opinión pública ha sido muy manipulada, el apoyo al Presidente ha disminuido significativamente. No hay un solo sector que toque con el ejercicio del Gobierno donde se puedan mostrar resultados exitosos. El Gobierno se ha beneficiado de un estado próspero de la economía mundial, pero es preocupante que mientras la economía crece internamente, también crecen el desempleo y la pobreza, y se abre más la brecha entre ricos y pobres.


P. ¿Opinión pública manipulada?


R. Es una estrategia clara del Gobierno, que por cierto no era difícil de montar teniendo en cuenta que la mayoría de los colombianos estamos cansados y atemorizados por tanta violencia. Como una buena parte de esa situación se le atribuye a la guerrilla y el presidente Uribe prometió vencerla por la vía militar, una vez fracasado el esquema del Caguán, la gente puso todas sus esperanzas en sus promesas. Hoy creo que el mismo Presidente se ha dado cuenta de que por la vía militar no va a vencer a la guerrilla y en cambio se ha desentendido de las causas que generan el conflicto, que son la distribución inequitativa de la riqueza, el hambre, el desempleo, la pobreza.


P. ¿Cómo cambia el escenario político con la orden de captura a congresistas por nexos con los paramilitares?


R. La situación es dramática pero no es nueva. En el ambiente se sabía que las instituciones estaban infiltradas por el paramilitarismo. El mismo Salvatore Mancuso había dicho que tenían controlada la tercera parte del Congreso y los hechos que están ocurriendo materializan esa sospecha con nombres y responsabilidades. Es algo preocupante, vergonzoso y decepcionante.


P. ¿Falta más gente?


R. Desde luego, los primeros nombres que salieron del computador de Jorge 40 no van a ser los únicos.


P. ¿Y está Colombia preparada para conocer toda esa verdad?


R. El país no sólo está preparado sino que está ansioso de conocer esa verdad. Es más, sólo conociéndola podremos comenzar la reconstrucción de una Colombia en paz.


P. ¿Le ha faltado fuerza al Gobierno en el rechazo a esos hechos, teniendo en cuenta que se trata congresistas uribistas?


R. Para el presidente Uribe la situación es muy incómoda. Para nadie es un secreto que los miembros de las autodefensas lo han apoyado, que han sido aliados del establecimiento y del Gobierno.


P. ¿Deben responder en esta crisis ex funcionarios, como por ejemplo el ex fiscal Osorio?


R. Las investigaciones irán mostrando responsables y lo que debemos esperar es que las autoridades competentes desplieguen esa competencia con todo valor y responsabilidad. Sucre es apenas la punta del iceberg y un indicio de que hay cosas mucho más serias.


P. Usted estuvo en las discusiones de la Ley de Justicia y Paz, ¿cómo ve ahora su aplicación?


R. Ha sido un fracaso. La Ley no fue diseñada para que se supiera toda la verdad, ni para que hubiera justicia y reparación. Eso quedó claro en los debates en el Congreso, pero además, en su aplicación se han evidenciado grandes deficiencias. El Gobierno también ha incumplido sus compromisos y por eso muchos han justificado el retorno a las armas.


P. ¿Todo esto puede llevar a una crisis institucional en el país?


R. Cuando las instituciones están tan deslegitimadas, podemos hablar de crisis institucional. Nosotros decimos que en Colombia la democracia está por construir y eso, justamente, significa que las instituciones en este momento lo son sólo en apariencia.


P. ¿Y eso podría desembocar también en el cierre del Congreso?


R. No lo creo. Sería muy grave e inconveniente. El Congreso sigue cumpliendo una labor importante y el hecho de que algunos de sus miembros estén comprometidos con el paramilitarismo y la corrupción, no hace deseable esa salida.


P. Sin embargo, el Presidente habló hace poco de una Constituyente, ¿no es una señal en ese camino?


R. Cuando se habla de una nueva Constituyente se puede estar pensando en cosas distintas, aunque sin duda el Presidente podría aprovechar esta coyuntura para cerrar el Congreso. Ahora, lo que sí creo es que si la paz y la terminación del conflicto pasan por la convocación de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, bienvenida sea. En ese caso, uno esperaría que saliera una Constitución no como la actual, recortada, sino como la actual, mejorada.


P. Pasando al acuerdo humanitario, ¿se perdieron las esperanzas?


R. No creo e insisto en que es una obligación del Gobierno. Hay que distinguir claramente las aproximaciones para un acuerdo humanitario de las de un proceso de paz.


P. Ha vuelto a la palestra pública el tema del aborto, cuyo fallo de legalizarlo en casos especiales podría echarse atrás por un recurso de nulidad...


R. Espero que la Corte no incurra en ese error. La sentencia fue meditada, discutida y la decisión impecable. Uno entiende esos esfuerzos desmesurados que se hacen para restarle efectos a una decisión de esa naturaleza. Eso ocurrió con la eutanasia, de la que fui ponente. Hicieron hasta lo imposible para anular la sentencia pero finalmente se convalidó. Espero que ahora esas maniobras que buscan desconocer el fallo del aborto fracasen y se convalide una decisión que es conforme a derecho y conveniente al país.


P. ¿En qué consiste esa alianza con el liberalismo para atajar el proyecto de reforma a las transferencias?


R. Esa reforma va a afectar a las entidades territoriales en su autonomía y contradice la Constitución del 91, hecha en contravía de ese centralismo absorbente que quiere el Gobierno. Con el liberalismo hemos coincidido en que ese es un buen tema de referendo y que los ciudadanos deben decidir si consideran que las decisiones acerca de lo que debe ocurrir en las regiones debe depender del gobierno central o de las autoridades regionales.


P. Usted escribió el prólogo del libro de Héctor Abad sobre su padre, ‘El olvido que seremos’. ¿Qué piensa hoy de esa época oscura de los años 80 en Antioquia?


R. Que infortunadamente no ha sido superada y se sigue amenazando y asesinando a los defensores de los derechos humanos. El libro de Héctor Abad es el testimonio de una época que uno quisiera se desterrara definitivamente. Su padre, Héctor Abad Gómez, era un ciudadano ejemplar y lo asesinaron por eso. Una sociedad que permite que a sus ciudadanos ejemplares se les asesine, está muy mal organizada.

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